¿QUE SIGNIFICA LA PALABRA PAZ?
Con origen en el término latino pax, la paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio, en sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia.
DEFINICIONES DE PAZ DESDE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA
*A nivel político y para el derecho internacional, la paz es la situación y relación mutua de quienes no se encuentran en guerra. Se trata, en estos casos de una paz social, donde se mantienen buenas relaciones entre comunidades de individuos.
*La paz también puede referirse altratado o convenio que se establece entre gobernantes para poner fin a un conflicto bélico.
Cuando la paz se refiere al plano individual, por lo general hace referencia a un estado interior desprovisto de sentimientos negativos como el odio o la furia. Un sujeto en paz es aquel que está tranquilo consigo mismo y, por lo tanto, con los demás.
*Para la religión, la paz es también una salutación, ya que es un valor que uno desea para sí mismo y para el prójimo. Por eso se utilizan expresiones como “la paz esté contigo” y, en algunas misas, incluye un beso en el rostro a la persona que se tiene al lado.
¿QUE ES UN PROCESO?
Un proceso es una secuencia de pasos dispuesta con algún tipo de lógica que se enfoca en
lograr algún resultado específico. Los procesos son mecanismos de comportamiento que
diseñan los hombres para mejorar la productividad de algo, para establecer un orden o
eliminar algún tipo de problema. El concepto puede emplearse en una amplia variedad de
contextos, como por ejemplo en el ámbito jurídico, en el de la informática o en el de la
empresa. Es importante en este sentido hacer hincapié que los procesos son ante todo
procedimientos diseñados para servicio del hombre en alguna medida, como una forma
determinada de accionar.
PALABRA PROCESO DESDE DIFERENTES CONTEXTOS
*En el contexto del derecho, un proceso hace alusión a los diversos pasos que den seguirse
de modo obligatorio a la hora de llevar adelante un juicio. Este hecho da cuenta de que en
ocasiones el término juicio y proceso se utilicen como sinónimos. Dicho proceso es conocido
por los letrados como asimismo por los magistrados y debe respetarse en todo momento
para que el juicio se desarrolle de forma legítima. En efecto, si existiesen faltas significativas
en este sentido podría existir un fenómeno de invalidación que echarían todos los esfuerzos
realizados por tierra. No obstante, a pesar de la aparente rigurosidad, estas formas de
actuación son necesarias por la complejidad de la materia.
*En informática, por otro lado, un proceso suele ser el nombre que recibe un programa que
está siendo ejecutado en memoria. Si vemos el administrador de tareas de Windows,
podremos tomar conciencia de muchos de estos programas. En este caso, el nombre de
procesos deriva del hecho de que un programa por definición lleva una secuencia de pasos de forma lógica. Muchos de estos procesos son fundamentales para el mantenimiento del
sistema operativo, circunstancia que hace que eliminar a alguno pueda tener consecuencias
negativas.
*una empresa, un proceso da cuenta de una serie de acciones que se toman en el aspecto
productivo para que la eficiencia sea mayor. En efecto, las empresas buscan continuamente
aumentar su rentabilidad produciendo más y bajando sus costos. Para ello diseñan sistemas
de actuación que garantizan esta circunstancia luego de análisis pormenorizados. Un buen
ejemplo de esta situación puede ofrecerlo el quiebre que significó la producción en serie con
el conformismo considerando los tiempos inmediatamente anteriores; la misma posibilitó
sacar al mercado autos en gran escala, haciendo que éstos pudiesen ser adquiridos por la
población en general a un precio razonable.
CUENTO DEL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA
El proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC, que busca poner fin a más de medio siglo de conflicto armado, vive este miércoles un día histórico ante el anunciado encuentro del presidente Juan Manuel Santos y el líder máximo de esa guerrilla, Timochenko.Estas son las principales fechas de las conversaciones iniciadas formalmente el 19 de noviembre de 2012 en La Habana con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), que tienen a Cuba y Noruega como garantes, y a Venezuela y Chile como acompañantes:
2012
- Noviembre 19: Instalación en La Habana de la mesa de negociación, un mes después de que las partes iniciaran su primera ronda de conversaciones en Noruega. El jefe de la delegación del gobierno es Humberto de La Calle y el de las FARC, Iván Márquez.
2013
- Mayo 26: Acuerdo parcial sobre desarrollo agrario, uno de los seis puntos de la hoja de ruta pactada.
- Agosto 23-26: Suspensión temporal de las pláticas por las FARC, tras propuesta del gobierno de refrendar un tratado de paz definitivo con un referendo y no con una Asamblea Constituyente, como piden los insurgentes.
- Noviembre 6: Segundo acuerdo parcial, sobre participación política de los exguerrilleros.
2014
- Febrero 3: Escándalo por espionaje por parte de inteligencia militar a todos los negociadores de paz.
- Mayo 16: Tercer acuerdo parcial, sobre solución al problema de las drogas ilícitas.
- Junio 15: Reelección de Santos para el periodo 2014-18.
- Julio 15: Inicia discusión sobre víctimas del conflicto, aún en curso. Este punto incluye tres subtemas: reparación, verdad y justicia.
- Agosto 15: Primero de cinco grupos de 12 víctimas cada uno da testimonio a la Mesa.
- Agosto 21: Creación de Comisión Histórica del Conflicto, cuyo informe final es publicado en febrero de 2015.
- Agosto 22: Instalación de Subcomisión de militares y guerrilleros para cese al fuego bilateral y dejación de armas.
- Septiembre 27: Nuevas denuncias de espionaje a negociadores.
- Noviembre 16-Diciembre 10: Suspensión temporal de las conversaciones tras secuestro de un general del Ejército por las FARC.
- Diciembre 20: Comienza primera tregua unilateral e indefinida de las FARC.
2015
- Febrero 12: FARC renuncia a reclutar menores de 17 años.
- Marzo 7: Acuerdo de desminado conjunto entre militares y guerrilleros.
- Marzo 10: Santos ordena suspensión por un mes de bombardeos contra FARC.
- Abril 15: Muerte de 11 militares en ataque de FARC y posterior reinicio de los ataques aéreos del gobierno.
- Mayo 23: Fin de tregua unilateral e indefinida de las FARC tras bombardeo del gobierno que deja 26 guerrilleros muertos.
- Junio 5: Creación de Comisión de la Verdad.
- Julio 12: Santos pone plazo de cuatro meses para decidir si sigue con proceso de paz.
- Julio 20: Nueva tregua unilateral de FARC; cinco días después Santos reordena suspensión de bombardeos.
- Septiembre 17: FARC anuncian que están listas para convertirse en movimiento político.
- Septiembre 23: Santos y Timochenko se encuentran en La Habana.
HISTORIA DEL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA
La historia del conflicto armado colombiano y la de sus procesos de paz tienen su origen en la segunda mitad del siglo XX, cuando una serie de hechos marcaron el rumbo que tomaría el país y serían el inicio de una época denominada como “La Violencia”. En medio de la luchapartidista entre liberales y conservadores, el 9 de Abril de 1948 fue asesinado el caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, hecho que desató el terror en los campos y ciudades del país, escenarios del nacimiento de las autodefensas campesinas y las guerrillas liberales y comunistas. En 1953 el General Gustavo Rojas Pinilla asume la presidencia tras un golpe de Estado y es durante su mandato que se produce la primera amnistía en la que cientos de guerrilleros liberales del llano, entregaron sus armas bajo el mando de Guadalupe Salcedo.
Con el objetivo de acabar con la dictadura y buscar nuevas alternativas para darle fin al
conflicto, nace en 1958 el Frente Nacional, mecanismo que consistió en turnarse la
Presidencia durante los próximos dieciséis años. Su naturaleza excluyente y las pugnas por la posesión de tierras ocasionaron el surgimiento de los principales grupos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, el Ejército Popular de Liberación, EPL y el Movimiento 19, M-19. En 1982, con Belisario Betancur como Presidente de la República, se impulsó un proyecto de amnistía que se convirtió en ley el mismo año y que buscaba la desmovilización de los grupos insurgentes de la época, a su vez, se creó la Comisión de Paz encargada de propiciar acercamientos con los principales líderes guerrilleros. El 28 de Marzo de 1984 en el municipio de La Uribe-Meta, la Comisión de Paz formada por el Gobierno de Betancur selló el primer acuerdo de cese al fuego con las FARC. El compromiso buscaba promover la modernización de las instituciones, fortalecer la democracia y establecer las garantías para ejercer la actividad política por parte de los integrantes de la guerrilla. Bajo este Gobierno se reconoció a la oposición como un actor político y como fruto de los diálogos nace la Unión Patriótica, partido político de las FARC del cual también hacían parte comunistas, indígenas, estudiantes, etc., sin embargo, durante esos años el partido sería exterminado por diferentes
sectores radicales del país. Por su parte, el M-19 se alió con el EPL para llevar a cabo
negociaciones con el Gobierno de manera conjunta. Los diálogos se establecieron en El
Corinto (Cauca) y El Hobo (Huila) y concluyeron en un acuerdo firmado el 24 de Agosto de 1984 en el cual se establecía el cese al fuego. Sin embargo, tras años de conversaciones,
treguas y acuerdos, los procesos de paz adelantados con los diferentes grupos guerrilleros
llegaron a su fin en el año 1985, siendo su detonante el incumplimiento a lo pactado por
parte de Gobierno y guerrilla, la falta de garantías para ejercer la oposición, los ataques a la población civil y el accionar de los grupos paramilitares. El Gobierno de Betancur abrió el camino a su sucesor, Virgilio Barco (1986-1990) quien bajo un programa denominado como “Iniciativa para la Paz” logró la desmovilización del M-19 el 9 de Marzo de 1990 y del EPL el 16 de Mayo del mismo año. En 1990 llega a la Presidencia del país Cesar Gaviria (1990-1994), quien en medio del desarrollo de la Asamblea Nacional Constituyente posibilita nuevos diálogos con la guerrilla a pesar del bombardeo a “Casa Verde”, cuna de las FARC y detonante de la intensificación del conflicto en los años siguientes. Entre Abril y Junio de 1992 el Gobierno estableció las negociaciones de paz con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (conformada por las FARC, ELN y el EPL) en Tlaxcala, México. La agenda abarcaba diez puntos, sin embargo, tras el secuestro y posterior muerte del ex ministro Argelino Durán por parte de guerrilleros del EPL los diálogos llegaron a su fin el 4 de mayo de 1992. Gaviria y su Gobierno lograron acuerdos de paz con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Movimiento Indígena Armado “Quintín Lame”, una fracción del ELN y el EPL, por su lado, las FARC continuaron su lucha armada. Andrés Pastrana, presidente entre 1998 y
2002, llevó a cabo el último diálogo formal con las FARC, encaminando desde el inicio su
política de Gobierno hacia la búsqueda de la paz, denominado el Proceso de Paz del Caguán. Se creó una zona de distención en la cual fueron despejados 42.000 kilómetros cuadrados que equivalían a cinco municipios de Meta y Caquetá (San Vicente del Caguán, La Macarena, Uribe, Mesetas y Vista Hermosa). La agenda acordada contenía diez puntos y fue llamada
“Política de paz para el cambio”, en ella se contemplaban temas sobre derechos humanos,
reformas políticas y agrarias, paramilitarismo, derecho internacional humanitario, entre
otras. El proceso se caracterizó por su falta de organización, las irregularidades en la zona de despeje, la falta de voluntad de las FARC y la improvisación del Estado. A su vez, se
incrementó significativamente la actividad paramilitar, los secuestros, extorsiones,
asesinatos y ataques a la población civil. El 20 de Febrero de 2002 el proceso Pastrana -
FARC llegó a su fin tras el secuestro del ex congresista Luís Eduardo Gechem en un vuelo
comercial a cargo de integrantes de esa guerrilla. En agosto del mismo año, Álvaro Uribe
Vélez asume la presidencia implementando la política de seguridad democrática. Durante su mandato se celebran negociaciones y acuerdos con los grupos paramilitares del país, que tras la promulgación de la ley de justicia y paz en 2005, se inicia la desmovilización de alrededor
30.000 integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y la entrega de los
principales jefes paramilitares. Los únicos acercamientos que se produjeron entre Gobierno y FARC fueron acuerdos humanitarios con el fin de liberar secuestrados. Por otro lado, se intentó dialogar con guerrilleros del ELN pero resultaron fallidos por discrepancia entre las partes. Actualmente, el Gobierno de Juan Manuel Santos abre el camino para un proceso de paz con las FARC iniciado el 4 de septiembre del 2012 y del cual se han logrado avances significativos hasta la fecha.
ACUERDO FINAL DEL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA
El Punto 1 contiene el acuerdo “Reforma Rural Integral”, que contribuirá a la transformación estructural del campo, cerrando las brechas entre el campo y la ciudad y creando condiciones de bienestar y buen vivir para la población rural. La “Reforma Rural Integral” debe integrar las regiones, contribuir a erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía.
El Punto 2 contiene el acuerdo “Participación política: Apertura democrática para construir la paz”. La construcción y consolidación de la paz, en el marco del fin del conflicto, requiere de una ampliación democrática que permita que surjan nuevas fuerzas en el escenariopolítico para enriquecer el debate y la deliberación alrededor de los grandes problemas nacionales y, de esa manera, fortalecer el pluralismo y por tanto la representación de las diferentes visiones e intereses de la sociedad, con las debidas garantías para la participación y la inclusión política.
El Punto 3 contiene el acuerdo “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la
Dejación de las Armas”, que tiene como objetivo la terminación definitiva de las acciones
ofensivas entre la Fuerza Pública y las FARC-EP, y en general de las hostilidades y cualquier acción prevista en las reglas que rigen el Cese, incluyendo la afectación a la población, y de esa manera crear las condiciones para el inicio de la implementación del Acuerdo Final y la dejación de las armas y preparar la institucionalidad y al país para la reincorporación de las FARC-EP a la vida civil.
El Punto 3 también incluye el acuerdo sobre “Garantías de seguridad y lucha contra las
organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra
defensores y defensoras de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos
políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como
sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas
criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz”.
Para cumplir con este fin, el acuerdo incluye medidas como el Pacto Político Nacional; la
Comisión Nacional de Garantías de Seguridad; la Unidad Especial de Investigación; el
Cuerpo Élite en la Policía Nacional; el Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la
Política; el Programa Integral de Seguridad y Protección para las Comunidades y
Organizaciones en los Territorios; y las Medidas de Prevención y Lucha contra la
Corrupción.
El Punto 4 contiene el acuerdo “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas”. Para construir la paz es necesario encontrar una solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, incluyendo los cultivos de uso ilícito y la producción y comercialización de drogas ilícitas. Para lo cual se promueve una nueva visión que dé un tratamiento distinto y diferenciado al fenómeno del consumo, al problema de los cultivos de uso ilícito, y a la criminalidad organizada asociada al narcotráfico, asegurando un enfoque general de derechos humanos y salud pública, diferenciado y de género.
El Punto 5 contiene el acuerdo “Víctimas”. Desde el Encuentro Exploratorio de 2012,
acordamos que el resarcimiento de las víctimas debería estar en el centro de cualquier
acuerdo. El acuerdo crea el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No
Repetición, que contribuye a la lucha contra la impunidad combinando mecanismos
judiciales que permiten la investigación y sanción de las graves violaciones a los derechos
humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario, con mecanismos extrajudiciales complementarios que contribuyan al esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido, la búsqueda de los seres queridos desaparecidos y la reparación del daño causado a personas, a colectivos y a territorios enteros.
El Punto 6 contiene el acuerdo “Mecanismos de implementación y verificación” en el que se crea una “Comisión de implementación, seguimiento y verificación del Acuerdo Final de Paz y de resolución de diferencias”, integrada por representantes del Gobierno Nacional y de las FARC-EP con el fin, entre otros, de hacer seguimiento a los componentes del Acuerdo y verificar su cumplimiento, servir de instancia para la resolución de diferencias, y el impulso y seguimiento a la implementación legislativa.
PORQUE SI Y PORQUE NO AL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA
LO QUE DICEN DEL SI: Votaré por el SÍ en el plebiscito de la paz porque su derrota sería una demencial regresión histórica que destruiría la esperanza de una nación.
No me digo mentiras. Sé muy bien qué cosas se lograran con el Plebiscito de la paz que se convocará próximamente para refrendar un Acuerdo final del gobierno con las Farc para poner fin al conflicto armado. No se acabara el neoliberalismo, ni se hará una reforma agraria completa, ni se hará una revolución socialista, ni se nacionalizarán los bancos, menos se expropiará a los grandes cacaos del capital. Tampoco se establecerá un gobierno de los trabajadores; menos se establecerá una democracia popular o se la dará empleo a todo el mundo; ni siquiera se podrá parar el calentamiento global y obviamente no se acabará la maldad humana ni con los borrachos responsables de los tremendos accidentes en la vía publica. Aunque muchas de esas cosas me parecen urgentes, no voy a votar por el SI en el Plebiscito para que se den acciones que no se pueden tomar en estos momentos y con la actual correlación de fuerzas; pero tampoco voy a dejar de votar SI porque no se vayan a lograr; o porque no se alcancen todas ni siquiera en el caso de una correlación de fuerzas mas favorable.
Voy a votar por el SI a la paz y la vida en el Plebiscito porque es la salida más adecuada de la violencia y la guerra.
Lo más radical que se puede hacer con el lenguaje es mentir. Lo más radical que se puede hacer con los recursos públicos es robar. Lo más radical que se puede hacer con un ser humano es quitarle la vida. Lo más radical que se puede hacer con una nación es destruir su salud y educación. Lo más radical que se puede hacer con los principios es pronunciar su nombre en vano. Uribe Vélez y la ultraderecha que representa ha sido el autor de los falsos positivos, ha mentido, ha robado, ha desahuciado y ha pronunciado en vano no sólo el nombre de su propio dios, que no es el mío, sino también los nombres de la Democracia, la Justicia, los Derechos Humanos, el Bien Común y Colombia, que sí son de todos.
Los acuerdos de paz logrados en materia agraria, sobre democracia ampliada, víctimas, justicia, sobre las mujeres y los niños y sobre el desminado, es lo menos radical y lo más ajustado a la defensa de los bienes colectivos de 50 millones de seres humanos diezmados por la guerra y la violencia. Es lo único que puede parar la radicalidad rampante, política y económica, que se quiere imponer como regla en el mundo y en nuestra nación.
Voy a votar por el SÍ a la paz y a la vida en el Plebiscito porque defiendo la democracia y el Estado de Derecho, la división de poderes, la libertad de expresión y de prensa, la libertad sexual, la igualdad de género, el derecho al voto para todos, el imperio de la ley, el orden frente al mercado, la estabilidad frente a las reformas laborales, la normalidad frente a los recortes, la seguridad frente al ESMAD, la belleza frente a la corrupción de la mermelada y la Guajira, el realismo de Santos frente a la violencia de Uribe, el pragmatismo frente a la utopía de los ricos, la vida frente al gamonal, el error y la vacilación frente al tino infame de los mercados financieros.
Voy a votar Sí a la paz y a la vida en agradecimiento. En agradecimiento por los consensos conseguidos entre el gobierno y las Farc, que no son de “izquierda” ni de “derecha”; en agradecimiento por parar la feroz violencia entre guerrilleros y soldados; en agradecimiento por la esperanza dada a los campesinos; en agradecimiento por los derechos reconocidos a los movimientos sociales; en agradecimiento por las víctimas, las mujeres y los niños; en agradecimiento por la esperanza suscitada en millones; en agradecimiento, en definitiva, por haber regresado la historia al tiempo.Voy a votar Sí a la paz por equilibrio, por democracia y por gratitud. Voy a votar el SÍ, con ilusión, a sabiendas de que, como mucho de lo acordado no se va a cumplir, me desilusionare. Me desilusionare seguro y, cuando ocurra lo diré. Pero ese es el orden: primero ilusionarse, luego desilusionarse. Habrá que desilusionarse. Pero para desilusionarse primero hay que ilusionarse. Quiero votar el SI ilusionado; tontamente, ridículamente ilusionado. Una victoria vencerá muy poco pero derrotará tanto que habrá que echar las campanas al vuelo y los sombreros al aire y el núcleo irradiador al viento. Ilusionémonos. No me gustan los ilusos. Pero tampoco me gustan los vivos que se reservan siempre un as negro en la manga, los que se avergüenzan de compartir pasiones y miran la fiesta por la cerradura o los que, conscientes de que acabarán desilusionándose, se ponen ya a cubierto, solemnes y autorizados, del inevitable, oracular y cuñadísimo “ya te lo decía yo”. Respetemos la secuencia. Votemos con ilusión y luego negociemos, razonemos, vigilemos y critiquemos con la cabeza fría y los principios enhiestos.
Votemos el SÍ a la paz y la vida. Votemos por moderación, democracia y gratitud. Votemos la paz con ilusión porque es, de hecho, lo único que todavía pueden desilusionarnos.
Hay que ser muy despistado para no inscribir una eventual victoria del NO uribista en un contexto mundial particularmente adverso, célere y explosivo: una América Latina en retroceso, un Oriente Próximo en llamas, una Europa y un Estados Unidos en descomposición que se desplazan a todo vapor hacia la ultraderecha.
Sería un error interpretar esta deriva autoritaria en Colombia como la locura de un megalómano y, menos aún, como el resultado inexorable -por fin desenmascarado- de la estrategia del fascismo criollo. Una derrota de la paz habría que inscribirla al mismo tiempo en el nivel local, en el regional y en el global.
En el local, inseparable de los otros dos, un triunfo del No, que no hay que descartar, significaría el restablecimiento de la guerra antiterrorista y los “falsos positivos”, provisionalmente suspendidos o aliviados en los primeros años del gobierno de Santos. En términos regionales, significa el cierre definitivo del ciclo de cambios iniciado en 1999 con la revolución bolivariana. En cuanto a la dimensión global, el retorno ultraderechista se ajustaría a esa ola contra-revolucionaria -o de revolución negativa- que se extiende por todas partes y que no excluye ningún continente y ningún país.
En Colombia se impondría nuevamente el más crudo autoritarismo, tipo Estatuto de Seguridad y Seguridad Democrática, y ello en el marco de una contra-revolución global (o revolución negativa) que está desmantelando muy deprisa las esperanzas nacidas en 1999.
En un sector de la izquierda muy infantil (trotskistas, maoístas y de ex magistrados lunáticos), de escritorio y mal informado, existe la tendencia a descalificar los Acuerdos de paz de La Habana porque no son “socialistas”. Pero tampoco han sido socialistas los procesos chavista, el ecuatoriano, el kichnerista y el lulista, y también han sido derrotados. Y lo mismo pasó en con el M11 de España y en Ocupy Wall Street y hasta Sanders es derrotado en EEUU en favor del radicalismo derechista de Clinton y Trump. En pocos años el retroceso ha sido brutal; tanto más brutal cuanto más parecía en 1999 que íbamos a emprender un gran salto adelante contra el neoliberalismo capitalista y en favor de la democracia global.
La contrarrevolución política, como el ser de Aristóteles, se expresa de muchas maneras. Es Uribe acá, PP en España, Le Pen en Francia, Erdogan en Turquía, Al-Sisi en Egipto, Al-Asad en Siria, PVV en Holanda, UKIP en Inglaterra, FPÖ en Austria, Macri en Argentina, Temer en Brasil etc. La batalla contra esas degradaciones políticas la vamos perdiendo, igual que la lucha de clases y por las mismas razones, pero sustituir un esquema campista ideológico, ya periclitado sobre el terreno, por uno cultural igualmente inválido sólo servirá, como quiere la contra-revolución en marcha, para que aceptemos ceder derechos y libertades en nombre de alineamientos identitarios, culturales y tribales. El radicalismo derechista de Macri o Temer puede adoptar una forma budista o laica. Sin embargo, es el conservadurismo social mayoritario el que legitima estas peligrosas derivas. Derechización institucional y populismo conservador van ganando terreno en todas partes y los enfrentamientos geoestratégicos, cada vez más volátiles y cruzados, no deberían engañarnos sobre lo que realmente está en juego. La tarea sigue siendo la misma que hace 15 años, hoy quizás un poco más difícil: hay que democratizar los conservadurismos sociales que atrapan a la multitud. El triunfo de Uribe y del No en el Plebiscito seria una pésima noticia para todos los que luchamos por la plenitud de la democracia.
El triunfo de la paz en el contexto descrito no será una revolución, por lo demás imposible: será un modesto dique a partir del cual se podrá revertir la tendencia rampante en nuestro sociedad y en la región.
Todo lo que no sea sumar votos para el SÍ a la paz será un fracaso estrepitoso, no en términos numéricos sino políticos e históricos.
Colombia tiene una oportunidad para frenar el precipicio y la puede perder. La historia a veces es más corta que la vida. Lo que falta ahora es tiempo.
LO QUE DICEN DEL NO:El Gobierno siempre habló de referendo cuando empezó el proceso, e incluso modificó la ley para que se pudiera hacer a la par con las elecciones ordinarias. El Gobierno ha querido que el plebiscito sea un todo o nada. Ahora, el mismo Gobierno se echó para atrás porque siempre habló de un referendo. Al poner esto en un todo o nada, hay muchas claudicaciones del Estado que están contenidas en los acuerdos y que ameritan decir no en defensa de los principios de legalidad. ¿Como cuáles? Que los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad, los máximos comandantes de las Farc, participen en unos eventos pedagógicos para que no paguen cárcel.
Lo que significaría el triunfo del NO uribista.
No nos engañemos. Sin reservas, sin matices, sin paliativos, un triunfo del No uribista a la paz en el Plebiscito sería una catástrofe. No es una catástrofe para Santos o las Farc que han realizado un trabajo encomiable en La Mesa de diálogos en los últimos 60 meses.
Sería una catástrofe para Colombia, para América Latina y –no exageramos– para el mundo entero. Lo diré muchas veces y no lo hago porque me haya vuelto de derechas o moderado. Nada de eso. Es doloroso realismo. La historia no es siempre más larga que la vida; hay veces en que la escala histórica es más corta que el curso de una biografía; más corta que un curso escolar; más corta que una primavera.
¿Qué otras molestias tiene el uribismo?
Que se les permita la elegibilidad política a esos máximos responsables, cuando la Constitución lo prohíbe expresamente. También, que no hay herramientas claras para perseguir la fortuna de las Farc y con ella reparar a las víctimas. Y está claro en el acuerdo de justicia que delitos como el asesinato de soldados serán conexos con el delito político.
El uribismo habla de trampas para facilitar el plebiscito y el proceso, pero son reformas que hizo el Congreso en el que usted está...
La primera trampa es bajar el umbral, que no es una trampa al Centro Democrático, es una trampa a la abstención. Al bajar el umbral al 13 por ciento, la abstención solamente ganaría si tiene un nivel superior al 87 por ciento, lo que nunca se ha dado históricamente. Segundo, logramos aprobar en el Senado que el financiamiento de las campañas del sí y del no fuera público, porque no es lo mismo salir a pedir recursos a nombre del Gobierno que hacerlo con el Gobierno intimidando a la oposición. Queríamos que las campañas fueran austeras, pero después la Cámara tumbó eso. Y, entre otras cosas, se está permitiendo que todos los funcionarios públicos hagan campaña. Todo esto le resta legitimidad al plebiscito.
¿Usted es partidario de votar por el no?
Una paz mal diseñada, que deje vacíos que debilitan al Estado frente a la criminalidad, va a engendrar nuevas violencias. Este Gobierno ya está en un periodo agonizante y lo que mal quede acordado lo tendremos que vivir todos los colombianos. Por eso pedimos que nuestras observaciones sean tenidas en cuenta, pero si no, pues tendremos que ir a votar no. Hay que aclarar que el no, no es apología una de la guerra y que el sí tampoco es la construcción inmediata de la paz. Aquí lo que se va a discutir es si los acuerdos que se están presentando están bien o mal diseñados.
Si gana el no, no habría proceso de paz. ¿Ustedes también aceptan eso?
Si el Gobierno quiere poner esto entre paz y guerra, pues lo está haciendo el Gobierno; nosotros lo que estamos pidiendo es que en los acuerdos se corrijan varios elementos que lo único que hacen es deteriorar la institucionalidad y al Estado.
Se ha ido formando una idea de que ustedes los uribistas quieren la guerra...
Yo discrepo de ese enfoque, porque mayoritariamente las personas han entendido cuáles son nuestras objeciones, que están respaldadas por la conciencia colectiva de los colombianos. Por lo que hay que empezar, y en lo que el Gobierno debe dar ejemplo, es que si se quiere que el debate enriquezca la democracia, tiene que eliminar el maniqueísmo de decir que él no es la guerra, porque esa es una simplificación muy peligrosa y que puede terminar sembrando odio. Lo que decimos es que este proceso tiene fallas.
¿La polarización también ha llegado a esto porque Uribe y Santos lo plantearon en términos personales?
Pienso que llevar esta discusión simplemente a un tema personal entre Santos y Uribe es banalizar una discusión que trasciende a los líderes políticos. Hay muchas personas que piensan que si Uribe hubiera decidido aceptar todo lo que está en los acuerdos, también lo habría aceptado la población que sigue al uribismo. Creo que eso es irrespetuoso con esa población. Hay muchos colombianos que tienen un sentimiento por esos acuerdos que se siente interpretada por nosotros; eso no quiere decir que si nosotros cambiamos de punto de vista, esas personas lo vayan a hacer. No se trata de Uribe y Santos, ni de si Uribe y Santos se encuentran y toman tinto. Seguramente el día que haya elecciones, habrá personas que no son uribistas o del Centro Democrático que legítimamente van a ir a marcar no, porque para ellos está por encima la defensa de la legalidad frente a las concesiones que se les han dado a las Farc.
La paz será tema de la campaña presidencial del 2018. Usted ya es precandidato...
Creo que el tema del plebiscito debe estar al margen de las discusiones políticas dentro de los partidos. Creo que la decisión que tome el Centro Democrático no puede ser en favor de uno u otro precandidato; tiene que ser una visión de partido en defensa del interés nacional. El debate del plebiscito lo debemos dar con argumentos y no pensando en los proyectos políticos personales.
¿Cree que el no puede ganar en las urnas?
Hay ciudadanos que se sienten con coraje para defender al Estado, sobre todo en algunas de las concesiones más graves que se les han dado a las Farc. Los mensajes más importantes del no son decirles a las Farc que ser pillo no paga, y que decir no, no es aplaudir la guerra sino pedir que negociemos una paz digna y con legalidad.
MI OPINIÓN FRENTE AL PLEBISCITO EN MI PAÍS COLOMBIA* Yo opino si y no a la vez porque si el No gana seria algo favorable porque no estariamos entregando el pais a las manos de unos guerrilleros que solo quieren utilizar el pais y no sabemos que es lo que este pensando hacer con el pais la verdad en mi opinion personal me parece muy injusto que a unos matones les vayan a dar mas privilegios y les pongan mas cuidado a ellos y no a todo un pais que esta sufriendo de pobreza desempleo donde hay mucha delincuencia porque no primero arreglan todos esos problemas pero no, ese presidente que nosotros tenemos no sirve para nada solo se deja manipular de gente que no vale la pena y a un pais si no lo escucha para nada eso de mi parte me parece muy injusto y ahora que donde gane el Si puede llegar a suceder que ellos cumplan pero no es del todo seguro porque en esas personas no se puede contar pero traeria beneficios porque a los que les tocaria ir a la guerra o secuestrarian las FARC son a los hijos de los campesinos de los pobres esas personas que viven en las montañas que son de bajos recursos que no tienen como defenderse y tampoco es justo que ellos tengan que pagar con esos problemas y son los de bajos recursos porque no creo que las FARC se vayan a meter a las ciudades a secuestrar ni cosas asi solo buscan a los de el campo ya que en las ciudades hay mejores estratos y esta mas protegida que por alla en las montañas por eso el plebicito tiene sus ventajas y desventajas pero al igual solo Dios sabra lo que pasara con este pais asi que solo nos queda esperar haber que gana y lo que sucedera.
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